Imagina que la humanidad fuese evolucionando positivamente durante mil años más, ahora intenta imaginar cómo sería la Medicina que se utilizaría en este futuro auspicioso. Quédate con esa idea por un momento.
Cuando comenzamos a estudiar el karma y las “correlaciones”, (que no son más que acciones del cuerpo, el habla y la mente y sus consecuencias), nos damos cuenta del gran poder que tenemos como seres humanos y de cómo podemos utilizar nuestra impresionante capacidad para causar un impacto positivo en el mundo. Una de estas áreas de impacto es la Salud.
Desde que el ser humano existe, han existido los Hombres y Mujeres Medicina, los guardianes del conocimiento; de cómo podemos mantener nuestra salud, vivir en armonía con nuestro entorno o, en algunos los casos, curar enfermedades.
Debido a la enorme importancia que actualmente se le ha dado a la ciencia ha surgido un nivel de desprecio hacia las tradiciones medicinales de nuestros pueblos originarios. La humanidad -excepto unos pocos afortunados- ha sufrido un proceso de pérdida del conocimiento ancestral de curación, mediante la supresión de su enseñanza en la educación ordinaria. Consecuentemente, las personas hemos perdido este conocimiento, y por ende la sabiduría de nuestra propia capacidad de auto-curarnos.
Nos incentivan y educan para buscar fuera lo que en realidad deberíamos buscar primeramente dentro. Los hospitales se encuentran llenos de personas enfermas y no dan abasto para lo que se requiere realmente. Hay personas educadas que piensan a ojos cerrados que una pastilla que venden en una farmacia curará su migraña o cefalea, y si les mencionas sobre su capacidad verdadera de curación te pueden llegar a tildar de esotérico o chamánico. Y es que las tradiciones de nuestros pueblos originarios si utilizan este poder inherente del ser humano, que no deja de ser mágico, ya que no podemos ver sus causas, pero si sus resultados.
Cuando comprendí que podemos utilizar el karma para curarnos, me sentí muy entusiasmado y feliz, recuerdo que corrí por la casa a contarle a mis padres, solo me miraron con perplejidad.
¡Buda lo enseñó hace 2500 años! y menos del 1% de la población sabe cómo utilizar las semillas kármicas para curarse y además, lo practica. Resulta imprescindible promover con premura la educación de estos principios en todo el mundo, para que las tasas de enfermedad y por ende de sufrimiento, disminuyan considerablemente.
Partamos con una primera correlación básica para mejorar nuestra salud, la primera buena acción: Proteger la Vida. Cuando protegemos la vida, estamos plantando en nuestra conciencia hermosas semillas de salud en nosotros mismos. Solo debes realizar diversas acciones, tales como, comprar una planta y cuidarla para que crezca y se mantenga bella, regar las plantas de tu jardín, dejar de comer carne o disminuir su consumo lo máximo posible, intentar reciclar tus residuos; es decir, cualquier acción que promueva la vida y sólo encargarte de regar éstas semillas mentales. Usar el pensamiento es aún más poderoso, ya que pensamos bastante durante el día. Ahora, hazlo regocijándote en el pensar que estás ayudando a otros seres vivos, que estás protegiendo y promoviendo la vida en el planeta. Y luego, antes de dormir, recuerda lo más detalladamente posible lo bueno que hiciste y así ve a dormir. Si tuvieses una patología y prácticas esto cada día, dedicándolo a tu salud, sanarás más rápido que con solo asistir a tu control médico, o tomando las pastillas de tu prescripción.
Y es que el Maestro Nagarjuna nos aporta aún más en su libro: “Hilo de Joyas preciosas”, donde nos menciona que para verte sano y atractivo, se deben plantar impresiones en tu inconsciente por medio de evitar enfadarte. ¨Intentar no enojarse, nos aporta belleza y salud¨.
El Maestro Je Tsongkapa en su comentario: “Gran tratado sobre la Vacuidad y la práctica de las seis perfecciones” nos dice que la moralidad es el camino para tener un cuerpo saludable. Ser amable con los demás nos proporciona salud, es simplemente maravilloso.
Asian Classics Input Project nos comparte otras maneras de proteger la vida encontradas en el libro: “Todos los tipos de Karma” del Buda, donde nos menciona:
- Nunca digas cosas buenas sobre el acto de golpear a un ser vivo, ya sea con el puño o con la mano abierta.
- Nunca te sientas feliz de que alguien lo haya hecho.
- Sirve a tus padres cuando estén enfermos.
- Nunca sientas la satisfacción de que alguien que no te agrada se haya enfermado.
- Nunca te sientas infeliz porque alguien que no te agrada se haya recuperado de una enfermedad.
- Ofrece medicinas a los enfermos.
- Ofréceles comida que les ayude a recuperarse.
Estos son los tipos de karma que pueden prevenir enfermedades o mejorar nuestra salud.
Puedes inventar infinitas formas de plantas semillas de salud, por ejemplo, ir a un hospital y cuidar a enfermos, acompañarlos y servirlos, darles medicinas, hacerlos reír o llevar a alguien para que les entretenga y lo haga, donar a una institución que apoya a niños enfermos de cáncer, regalar a alguien enfermo alimentos saludables y de calidad, usa tu creatividad!
Agradezcamos a Buda, los grandes maestros budistas; a ACIP por traernos esta sabiduría fundamental para tener una mejor calidad de vida en esta Tierra. ¡La Medicina del futuro ya está aquí, practiquémosla!
Les deseo dicha abundancia y buena salud.
Irivor Aravena Valenzuela Embajador de ACIP en Chile